martes, 20 de enero de 2009

MI MOMENTO DEL DÍA

Cuando suena el despertador a las 7 de la mañana sigue sorprendiendome aunque ya llevo 15 dias adaptandome a mi nueva rutina. Reconozco que me levanto por inercia y que durante la primera hora sólo me dejo llevar...ducha, 1º café, "no hay maquillaje que disimule estas ojeras", coche, Castellana, atasco, "pero que hace la gente despierta a estas horas??"...No es hasta que entro en el Starbucks de Gran Vía y le digo buenos días a la chica que atiende, ("no se como puede estar siempre sonriendo..."), cuando empiezo a sentirme despierta. Pido mi café mocca (2º café del día) y vuelvo a salir a la calle, me siento en el banco enfrente de la oficina y me fumo un piti. Ese es mi momento del día. Tengo el tiempo justo para poder tomarmelo con calma antes de entrar. Tiempo para sentir el frio en la cara y el calorcito del café en las manos, miro a la gente pasar por la calle. En ese momento puedo saber si va a ser un buen día, si va a ser uno de esos en los que al final sentiré cansancio del bueno, uno de esos en los que hay bromas y risas, quizás esa canción que me pone de buen humor o esa charla con una amiga volviendo a casa que me recuerda que ya casi es viernes...esos en los que me meto en la cama y me duermo tranquila...Cuando estoy sentada en el banco puedo sentir si será uno de esos dias o si será uno de los otros..... de esos en los que me doy cuenta de que me quitado la tirita y la herida está al descubierto, dicen que es mejor para que no se infecte, pero esos días duele, duele mucho....y me pregunto: y si hay heridas que no se curan nunca? y si se curan pero las cicatrices no te dejan olvidar? hay un laser que borre las cicatrices del corazón?...Se me ha acabado el piti, tengo que entrar a trabajar...mañana será un buen día, seguro.

3 comentarios:

  1. Me chifla ese momento. Me pasaba también mucho aquí. Salía de la estación de London Bridge camino del centro de Londres caminando el largo puente anterior a la Torre de Londres que cruza el Támesis, y no veías más que las cabezas de la gente encorbatada corriendo a trabajar. En ese momento te das cuenta de que hay muchos, infinitos Londres, porque hay infinitas vidas. A esa hora del día cada una de esas personas iba, probablemente, pensando en lo que más temía del día que acababa de comenzar, todos automatizados, con caras de 8 de la mañana. Ahí te percatas de la cantidad de historias que hay a nuestro alrededor, y que somos parte de muchas incluso. Sin embargo nos empeñamos en pensar en escasamente dos o tres.

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  2. me ha encantado esa ultima reflexión...da que pensar...gracias x compartirlas conmigo :) un bsito. Lau

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  3. Esas ciudades a ritmo de hombres de traje gris...

    Ya veo que estás absolutamente insertada en la vida laboral, McBeal :P

    Un besazo locuela desde París.

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